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—¡Dioses! Llamad a un médico —chilla Paola sosteniendo al omega en sus brazos. El muchacho tiene la cara llena de sudor, pero está tan pálido que no le ve color ni en sus sonrosados labios. Tiene la punta de los dedos morada y las venitas marcándose a través de su piel como ríos de tinta.

Ella ha visto a omegas sensibles perder el conocimiento, pero jamás así. León, incluso inconsciente, huele horriblemente a miedo, más incluso que varios omegas juntos, y eso altera a los alfas de la zona. Muchos guardias deben retirarse y los de Kez se acercan con una curiosidad morbosa, pero sin intención de hacer nada para ayudar. Harry se acerca corriendo, dejando a una iracunda Lady María detrás e ignorando sus gritos sobre la prisa que tiene para celebrar la boca.

—Mi amor, León, mi amor —dice nerviosamente, poniendo sus mano sobre las mejillas del chico y luego cerca de la boca, notando una respiración. Una muy débil.

—¡Harry! ¿Quieres volv-

¡Quítate eso! —le chilla a la omega castaña. —¡Largo de aquí!

—¡¿Cómo se te ocurre?! —grita Lady María, roja de la ira, apretando los puños a los lados de su cuerpo. —¡Has usado tú voz en mí por él! —sin embargo, Harry agradece que sus chillidos histéricos se oigan cada vez más lejos. —Va a haber consecuencias, no puedes tratarme así, seré tu omega.

Pero ni todo el enfado del mundo logra que Lady María pueda resistirse a su voz de mando. Nunca le han enseñado a hacerlo, tan siquiera le han mencionado que era posible porque en Kez un omega que se resiste es un omega defectuoso. La mujer lo mira, turbada y ofendida, pero reacciona a su orden de inmediato, quitándose la prenda y lanzándosela a uno de sus guardias mientras anda hacia el castillo de vuelta.

—A Aura, avisad a Aura. —le grita Harry a los guardias.

Kajat se ha ido tan pronto León ha tocado el suelo y ahora, mientras los otros guardias se marchan, el coronel aparece adelantándose a sus órdenes, trayendo a Aura a toda prisa. El castaño grita el nombre de León y corre, empujando al mismísimo príncipe para ponerse de rodillas frente a él. Harry, alterado, siente ganas de estrangularlo, pero se clava las garras que han empezado a salirle en las palmas de las manos y espera. De nuevo, se siente cerca de perder el control, su lobo ruge y empuja, está a ras de piel, rascando y rasgando para salir y no puede ocultarlo, aunque trata de retenerlo. Su cuerpo crece unas pulgadas, los brazos y las piernas se le alargan un poco y se ensanchan, mostrando un aspecto más musculoso, las encías le pican mientras los dientes afilados brotan y sus garras son ya tan largas como la mitad de su dedo.

Aura se hecha a un lado, oliendo a puro terror y causando sin quererlo que el lobo de Harry se estrese más por todos los estímulos que está recibiendo. Si el alfa se convierte y se descontrola, el pequeño alfa morirá ahí mismo. Harry muerde su labio tratando de sosegarse, pero su cuerpo entumecido le lleva la contraria y no le deja sentir ese dolor, tan siquiera nota la gota de sangre que le recorre el mentón y el cuello.

—Su alteza... —murmura Aura con un hilillo de voz. —Su alteza, por favor, no... —suplica, tragando saliva. Está inmóvil, genuinamente esperando morir.

Ve a León se reojo, todavía inconsciente y perdiendo el color, y se coloca entre él y el alfa, esperando al menos poder sacrificarse para salvar al muchacho. Los guardias observan la escena con cautela, retirándose al ver a Harry agarrotar sus manos mientras lucha contra una transformación que lo enloquecerá. Kajat, sin embargo, da un paso al frente y toma a su rey por el cuello, obligándolo a alzar su vista hacia él.

Harry lo ve abriendo los ojos con una enorme sorpresa y lo siguiente que sabe es que los nudillos del pelinegro lo tienen contra el suelo. El puñetazo es suficiente para derrumbarlo y que el golpe contra la tierra le duela en la otra mejilla. Siente su cabeza dar vueltas y cada uno de sus dientes chillar de dolor por sus pequeñas terminaciones nerviosa. El puñetazo le late en la cara segundos después, haciéndolo escupir sangre. Harry se alza, furioso, pero al cerrar los puños por la ira nota algo: ya no hay garras.

—Contrólate, Harry —le ordena Kajat con el mayor descaro que ha oído nunca y los puños apretados, listos para seguir. —. No me hagas perder el tiempo golpeándote, es León quien necesita ayuda ahora.

Al volver en sí por completo, Harry recuerda dónde está y la situación lo aturde. Ahora que ya no representa un peligro, Aura está atendiendo a León en vez de protegerse.

—¡Ponlo de lado! —grita el médico, Paola reacciona con prisas y viene corriendo cuando oye al omega; sus manos torpes recuestan a León en la hierba sobre su costado. —Ábrele la boca, podría ahogarse con su propio v-

León convulsiona de forma extraña y Paola le presiona las mejillas, haciendo que de los labios del muchacho salga un chorro de vómito. El chico se mueve un poco, vomita todavía más, vaciándose hasta echar bilis, y su cuerpo se relaja, pero sigue sin despertar.

—Kajat, ayúdame —ordena el omega agarrando con fuerza a León —cógelo de las axilas, yo de los pies, aguántale el cuello y no subas su torso por encima de la altura de los tobillos ¿Sí?

—Entendido. —dice el coronel, actuando con pasmosa rapidez mientras Harry solo puede mirar como el médico y su mejor amigo se llevan a León.

Harry los sigue son el corazón a cien y las lágrimas en el borde de los ojos, no le quita la vista de encima a León y cada vez que su cabeza bambolea como si fuese un colgajo de carne se le contrae el pecho. Kajat y Aura llegan por fin a la sala, el médico hace al soldado tumbarlo en una camilla y le pide que se vaya y pida refuerzos médicos, cosa que hace corriendo, pero Harry sigue ahí, mirándolo con horror y respirando tan rápido que siente que va a ahogarse.

—Príncipe, necesito que se vaya. —susurra Aura sin siquiera mirarlo a la cara.

—Es mi omega, no voy a dejarlo solo. —ruge el hombre, notando como su transformación se acelera. Su cuerpo crece un poco, su cabeza abandona toda racionalidad y la bestia toma su lugar, haciéndolo sentir posesivo, sediento de sangre.

<<No otra vez>> se ruge Harry a sí mismo, apaciguándose ante la idea de que su lobo jamás podría salvar a León, solo herirlo. Mira sus hombros, donde tiene las garras marcadas por los arañazos que le hizo días atrás, y por dentro lloriquea como un cachorro al saber que él es el causante de ese dolor y del que ahora está viviendo.

—¡Si lo tratases como a tu omega no le habría pasado esto! —chilla el chiquillo lleno de estrés y tirándose del cabello. —Haz el favor de irte, no arriesgues su maldita vida por tu posesividad si es que de verdad te importa.

Y el alfa jamás ha visto a Aura hablarle de forma que no sea entre tartamudeos, sonrojos y temblores, pero ahora su voz es firme y su mirada se le clava en la pupila como una aguja. Harry asiente y cierra al puerta despacio, recordando que la última vez que dejó a un ser querido en esa sala murió. León no es su padre, pero su cabeza le engaña, le confunde, y ese instante en que no sabe diferenciar la realidad de la locura le duele más que nada en el mundo. No solo porque piensa que León ha muerto, sino que él le ha matado.

Fin del cap owo ¿Os ha gustado?

¿Esperábais que Harry reaccionase así?

¿Qué creéis que pasará más adelante?

¿Creéis que habrá boda?

¿Qué pasará con León?

Siento haber tardado tanto en actualizar y mil gracias por leer <3


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