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—¿Para qué estamos reunidos? Si se puede saber... —pregunta Gerard con claras intenciones. León, que está arrodillado sobre el asiento del rey, presidiendo la mesa y con las manos sudándole sin parar, piensa que su voz es el sonido más irritante del mundo entero.
—Sé quién atacó al rey. —proclama el omega sin que le flaquee ni un poco la voz, de repente todos los presentes lo miran con suma atención, algunos como si estuviese loco, otros parpadeando varias veces, incrédulos. Durante el silencio que se forma mientras León toma aire para hablar todos parecen depredadores inclinados sobre la mesa, a punto de saltarle al cuello. —Fueron los lobos pardos de Kez.
—Es imposible, León—le interrumpe Gerard, rodando los ojos como si el muchacho hubiese dicho el mayor sinsentido del mundo —, ellos son torpes, habrían sido atrap-
—No, escúchame. —exige, interrumpiéndolo junto al sonido de su puño contra la mesa. No tiene fuerza y quizá no ha dicho la frase más convincente del mundo, pero es un rey ahora y no piensa dejar que nadie lo trate como a un niño. —Hoy Paola me estaba hablando de flores y yo le mencioné unas flores que había en mi aldea, resulta que son lo que vosotros llamáis lágrimas de los dioses. Mi aldea estaba en el bosque virgen y si los Kez nos encontraron era porque ellos estaban formando bases militares encubiertas en ese bosque, posiblemente planeando infiltrarse en el territorio de los Vento y acabar con ellos. Además, aprovecharon su posición para atacar al rey cuando viajó a Vento. Si ellos sabían que el rey iría a Vento significa que hay un topo entre nosotros. Y significa, además, que los lobos pardos deben estar planeando acabar con el rey de Vento y que si no lo han hecho ahora es para atacar por sorpresa con sus tropas ocultas en el bosque virgen y acabar con Harry y con el rey de Vento. Planean matar a nuestra casa aliada más poderosa. Quizá pensaron que matando al rey lograrían casar a Lady María con Harry y salvar su reino, pero ahora que la ha rechazado y están atacando el reino eso significa que es otra trampa para vengarse de Harry matándolo y para acabar con Vento, nuestro aliado más poderoso. He ordenado a Kajat que mande de inmediato refuerzos a Vento, incluido él, y que use un pelotón entero para resguardar el castillo: a partir de esa noche, cuando partan los refuerzos, nadie saldrá ni entrará del castillo hasta que sepamos quien es el traidor que se ha aliado con los Kez.
Los rostros escépticos se transforman con rapidez de visajes llenos de preocupación por las palabras de León, todo el mundo recula, volviendo a apoyarse contra el respaldo de sus sillas, pero queda uno de los lobos en pie, todavía mirando a León como a una presa con ojos astutos y desconfiados.
—Que yo sepa todo esto pasó poco después de que tú llegases y... que causalidad, te trajeron aquí los Kez ¿No serás tú el traidor? Los demás hemos nacido y nos hemos criado en este palacio, no tenemos motivo para traicionar a la corona. —dice Gerard con suspicacia.
—Si lo fuese —dice con los dientes apretados, dolido y enfuriado por la acusación. —¿Por qué iba a estar revelando toda esta información incriminatoria? Soy el único que sabe que mi pueblo atacado por los Kez estaba en el bosque virgen, me habría callado si yo hubiese planeado esto.
—Te habrías callado a menos que quisieses eliminar a los Kez a través de nosotros ¿Teníais una especie de trato y lo han violado? —pregunta perspicazmente, llegando a conclusiones que León, con sus prisas por convocar la reunión, jamás habría imaginado. Los presentes susurran entre ellos y León teme oír entre el rumor de esos hablares sospechas que no puede echar abajo —Sabes que si el ejército de Kez mata a Harry y al rey rojo tus estúpidos refuerzos llegarán tarde, pero lo suficientemente pronto como para asesinar a todos los lobos de Kez que queden y hacerte con sus tierras, lo que te dejaría... Vaya, te dejaría a ti sustituyendo al gran rey Harry y con el dominio de los desolados imperios de Vento y de Kez. No suena como una mala posición ¿No?
León siente el mundo cayéndosele a los pies. Los depredadores lucen ahora asustados de él, como si él fuese uno de esos asquerosos lobos pardos de Kez, como si él fuese todo lo que odia.
—Tres reinos no son nada para mí comparado con mi pueblo ¿Crees que colaboraría con los asesinos de mi pueblo? —escupe con ira, levantándose de la silla. Su pecho sube y baja rápidamente y mira a todos lados, buscando un rostro amigo. Kajat se levanta discretamente, yendo hacia él seguramente con intención de calmarlo.
—Creo que colaborarías con quien sea si te comen la cabeza durante tres años. —sisea Gerard, sonriendo con malicia.
—Los tres años que pasé en Kez los pasé como un vagabundo, no tengo ningún aprecio por ese lugar. —dice León entre dientes, conteniéndose para no gritar. Kajat le pone una mano en el hombro, aprieta firmemente, pero sin moverlo de vuelta a su silla. Le da apoyo, calma.
—¿Y quién puede demostrar que los pasaste como un vagabundo? ¿Acaso hay pruebas de que no los pasaste en la recámara del rey Dem planeando esto a cambio de lujos y riquezas que él te prometió? Solo tienes tu palabra y no es demasiado convincente.
—¡Yo no soy un traidor! —grita León furioso, golpeando la mesa de nuevo.
Gerard se levanta también, mira a León desde encima con los nudillos contra la meza y farfulla:
—¿Y quién lo es? Tú eres el que tiene más motivos aquí. —avanza un paso, acercándose a León por el lado, pero Kajat lo agarra fuerte por el brazo, lo suficiente como para hacerlo esbozar una mueca de dolor, y tira de él para abajo volviendo a sentarlo.
—Mi rey me ha dado la orden de proteger a su consorte en su ausencia y lo protegeré, aunque tenga que cortarte a la mitad, Gerard.
—No seamos irracionales —responde Lendra desde la otra punta de la mesa, desviando el conflicto —, todos aquí estamos bien acomodados, somos nobles y tenemos una muy buena posición. Lo más posible es que quien nos haya traicionado sea alguien que quiera escalar a un lugar mejor, un sirviente de la casa. Además, nos estamos precipitando ¿El traidor no ha podido ser de la casa de Vento? Ellos también sabían que el rey iría.
—Pero en Vento nadie sabía que el rey tomaría ese camino específico, bordeando el bosque virgen. Solo los sabíamos nosotros... —interviene Roger. Su intervención se hace en voz baja, pero causa un enorme revuelo en la sala, haciendo que todos se pongan más nerviosos. —Y yo no quiero pensar que ninguno de nosotros es un traidor, pero ¿Cómo iban a saber sobre esto los siervos? Solo el consejo sabía sobre el viaje del rey. —cuestiona mordisqueándose las uñas.
—Los sirvientes siempre saben de cosas que no deberían saber, andan chismoseando de asuntos que nadie les explica. —dice Gandel, asintiendo mientras habla.
—Alguno de ellos nos ha metido en un buen lío esta vez. —susurra Paola, pensativa.
—Habrá que interrogar a cada sirviente. —Kajat se sostiene el puente de la nariz, mira al suelo, toma aire y ahora, más recompuesto, añade: —Jamás hemos hecho algo así con alguien que no sea un enemigo, pero... la situación es excepcional. Hablaré con los soldados para que no sean demasiado duros.
—Espera ¿A qué te refieres con interrogarlos? —pregunta León con temor.
Kajat le pone la mano en el hombro de nuevo, ahora sí, instándole a tomar asiento. Le obedece dócilmente, pero le lanza una mirada llena de preocupación.
—Mi joven rey —le llama con palabras dulces y un tono demasiado suave como para no estar encubriendo algo horrible —, es mejor que usted no indague en estos asuntos. Haré mi trabajo de forma rápida, no haré más daño del necesario y si alguien sabe algo, hablará, por favor, no se preocupe por nada más. Y sé que no quiere que lo haga, pero si un siervo es quien ha causado que el rey Towen muera, necesitamos saberlo para poder salvar a Harry.
—Bien —se resigna León, apretando los dientes. —, cuando todo esto se resuelva y sepamos quien es el traidor y Harry vuelva a casa todo volverá a estar bien. —añade, más para sí, que para los presentes. —Pero Kajat, si vas a intimidar a los siervos para que hablen no quiero ver a ninguno gravemente herido, no quiero que ni un solo soldado abuse de su poder para hacerles más daño del necesario y no quiero que se les haga nada que no se les vaya a curar en un par de semanas, tanto física como psicológicamente. Si algún soldado se sobrepasa será severamente castigado ¿Queda claro?
Kajat asiente respetuosamente, haciendo una leve reverencia. Ni aún con sus condiciones León se siente satisfecho respecto a lo que sucederá, no le gusta saber que los más débiles de palacio serán atemorizados por alfas con poder.
—No se preocupe, su alteza. Los lobos negros somos ampliamente temidos y respetados por nuestros trabajadores, no daré la orden de aplicar ninguna tortura, quizá un empujón o algún golpe flojo si hay muchas sospechas sobre alguien... pero principalmente usaremos el miedo, será suficiente y cuando todo acabe los siervos podrán estar tranquilos.
León asiente en silencio, agradecido por la consideración del coronel.
—Mi rey, hay una cosa más. —añade Gerard, con tono sorpresivamente calmado —Los lobos que tenemos custodiando la antigua capital de Raghs me hicieron llegar cierta información ayer, poco después de la partida de Harry... dicen que varios territorios de lobos rubios han empezado a atacar la antigua capital, necesitan soldados para defenderla.
—Hemos enviado muchos soldados a la guerra contra Kez y enviaremos más aún en los refuerzos. No podemos permitirnos demasiado. —dice León exasperado, tragando saliva. No sabe cuánto lleva esa reunión en pie, pero siente que no puede más, que cada palabra le drena la energía. Los problemas le llegan de todos lados y aunque hace lo imposible por gestionarlos de forma justa y segura, parece que sus esfuerzos no hacen más que desmoronar la fuerza del imperio. No comprende como Towen y Harry han podido mantener todo en orden tanto tiempo y sin perder los estribos, haciéndolo parecer como un trabajo fácil.
—El territorio está a un día de viaje, mi señor, si la guerra en Raghs sucede rápido es posible que las tropas que envíe vuelvan en un par de días, y con refuerzos. —asegura el pelinegro. Por primera vez en la vida, León halla sus palabras algo tranquilizadoras.
—Bien... Bien. —dice asintiendo mientras cierra los ojos —Kajat, envía a cinco mil hombres allí.
—Diez mil, León. —insiste Gerard, habla bajo, con respeto, pero en su mirada ve que no está dispuesto a negociar con él. —Hay tres territorios atacándolos.
—Siete mil. Ni uno más. —declara León tratando de mantenerse firme. En este punto le tiemblan los brazos y de estar de pie está seguro de que tendría las piernas flaqueándole, pero agradece que la voz no le haya fallado todavía. —No podemos dejar nuestro territorio desprotegido, ni aunque sea dos días. Ya tenemos suficiente pocos soldados aquí como para perder a tres mil más por una exagerac-
León se agarra el pecho de pronto, sus ojos se abren con desmesura y todos tienen la sensación de que caerá muerto sobre la mesa. No se mueve ni para respirar durante un instante, pero cuando Kajat lo toca explota en un sinfín de jadeos. El omega se araña el pecho, apartando la ropa, dejando la piel roja cuando llega a él.
—¡León! ¿Qué sucede? —pregunta Kajat sosteniéndolo de los hombros. —¡Aura!
El pequeño médico ya está a medio camino hacia la silla cuando el alfa lo llama, pero unos metros antes de llegar a León este alza una mano, deteniéndolo. Le tiemblan los dedos, el rostro, sudoroso, salpica la mesa cuando niega. León abre la boca, preguntándose si siquiera será capaz de hallar su voz como para hablar.
—El lazo... Algo malo le sucede a Harry. Kajat —dice antes de tomar una profunda inhalación que le salva de perder el conocimiento. —, aumenta los refuerzos y partid esta noche.
El alfa asiente con reverencia y León debería sentirse tranquilizado por eso, pero no lo logra: su corazón late rápido y no hay una sola parte de él que no duela, como si...
<<Como si Harry hubiese sido desgarrado por completo>>
El pensamiento le da náuseas, se inclina, azotado por el espasmo de una arcada, y la mente le queda en blanco. Quizá está vomitando tan horrible idea.
—La reunión se levanta, largo de aquí todos. —gruñe el coronel, obteniendo una respuesta inmediata y sin rechistes. Incluso el pequeño Aura se marcha corriendo, temiendo las represalias de enfadar a Kajat. —Oh, Harry, no me mates por esto... —dice el alfa al cielo, después se inclina sobre León, agazapado en posición fetal en su silla, y desliza su lengua por la nuca del omega.
León gime alto, niega con lágrimas en los ojos, sintiendo un aroma que no es el de su alfa marcándolo, pero aunque odie ser tomado por otro, su lobo ama ser tocado por un alfa y el lametón es como una larga caricia que le hace olvidar la horrible angustia que tiene clavada en el corazón. León logra destensarse un poco y aunque duele como mil demonios todavía, puede respirar mejor, lo suficiente para echarse a llorar. León toma a Kajat de la mano, lo tira hacia él y lo abraza con todas su fuerzas.
—Gracias... gracias... —le murmura en el cuello —pensé que me moría.
<<Morir>>
Un escalofrío lo recorre y con él un pensamiento tan macabro como tranquilizador. <<Si Harry sufre es que no está muerto. Mientras Harry me duela, él estará vivo>>
—Su alteza, cuando me marche esta noche dejaré a Nath para protegerte ¿De acuerdo? Si no puedes respirar, si sientes que el vínculo hará tu corazón estallar o si todo es demasiado, háblale a él ¿Si? Le ordenaré que te proteja por encima de su mismísima vida.
Fin del cap heheh ¿Qué os ha parecido?
¿Apuestas sobre quién es el traidor, por qué y cuál es su plan?
¿Qué os parece Kajat? ¿Creéis que es buena idea que se vaya?
¿Qué pensáis que le debe estar pasando a Harry?
Gracias por leer, nos vemos en el próximo capítulo <3
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