El recuerdo me atraviesa como un disparo.
El pecho me duele, arde. Y poco a poco brotan más recuerdos de ese abismo al que llamo corazón. No, no brotan, son escupidos, son vomitados; sucios, asquerosos, blasfemos... los recuerdos salen de mi interior como bilis y me salpican.
Estoy manchado. Corrupto. Soy asqueroso.
Aquella vez intenté tomar a Ángel. No a este Ángel grande y fuerte, no al secuestrador adulto que rebasa mi altura y tiene ingenio y maldad suficiente para joderme la cabeza, no a este Ángel para el que soy su rehén. No. Sino para el Ángel para el que yo era su niñero, su protector, su único amigo.
Ese Ángel pueril, demasiado joven para entender esas cosas, para hacerlas, para que alguien- para que yo se las hiciese. Tan horrible, tan jodidamente asqueroso.
Mis ojos se llenan de lágrimas y miro a Ángel. Él es grande y fuerte, pero tiene ojos de niño ahora. De ese niño al que le arranqué la inocencia. Mi corazón se rompe al verlo, tan quietecito, tan... frágil.
—Ángel... Ángel... —lo llamo entre sollozos, sosteniendo sus mejillas entre mis manos — Dime que no... dime que no son ciertos estos recuerdos. —pero él no responde, él no sabe de qué hablo. No está en mi cabeza y por lo que parece, tampoco está en la suya. Está en algún lugar muy lejano, el mismo lugar al que yo imaginaba que iba montado en una pompa de jabón de pequeño, cuando mamá me ponía las manos encima. Su asqueroso tacto ¿Por qué aprendí a imitarlo? —Por favor —suplico, derrumbándome sobre su pecho y llorando todavía más. Hipeando, sollozando, ahogándome con todo este dolor. Y, aun así, lo peor es que sé que esto no es ni una milésima de lo que yo le hice a él.
Sus ojos siguen en esa esquina vacía del suelo, perdidos. Una mirada vuelta a su interior ¿Estará él también visitando los mismos recuerdos que yo?
Pobre, pobre angelito... Yo... no puedo irme. No merezco huir. Tengo que quedarme con él, quedarme para él, tengo que enmendar el daño hecho. O al menos pagar por él.
El corazón se me hunde cuando recuerdo el momento en que tuve su teléfono en mis manos y me cruzó por la cabeza la idea de llamar a la policía. Solo de imaginar lo que Ángel debería haber sentido si lo hubiese hecho. Encarcelado de por vida por el mismo hombre que le arrancó la pureza y convirtió su infancia en un infierno bajo la promesa de llevarlo al suelo.
Hijo de puta egoísta. Soy lo peor. Peor que él.
—Dime que yo jamás te hice algo tan horrible. —jadeo en un intento vano de que estos últimos minutos sean solo un terrible sueño. —Dime que yo no... Ángel... lo siento tanto, lo siento... solo dime... dime si es verdad...
Fin del cap :D Sé que es cortito, pero ya tengo el próximo cap listo para dentro de nada jejej ¿Qué os ha parecido este?
¿Os gusta cómo está evolucionando la historia?
¿Esperábais el giro de guión que se ha dado en los últimos capítulos?
Ahora que sabemos el pasado de ambos personajes ¿Han cambiado vuestras opiniones sobre ellos?
¿Os sigue dando la misma pena Tyler?
Durante el tiempo en que Tyler ha estado amnésico ¿Diríais que fue inocente de esos crímenes? ¿Es ahora culpable por recordarlos? ¿Es la misma persona con o sin memoria?
Gracias por leer <3 No olvidéis dejar una estrellita si os está gustando :D
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