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Me arrastro por las escaleras, recorriendo a tientas la longitud de cada escalón hasta que encuentro lo que necesitaba: la cuchilla.

Le sonrío cálidamente a la hoja mientras la tomo en mis manos con cuidado, como quien se reencuentra con un antiguo amigo. El filo, antes brillante, ahora está manchado por la sangre seca de Ángel y refleja la mitad de mi rostro, tapando la otra mitad con un rojo apagado y triste. Le corté el brazo e incluso pensé en degollarlo en aquel entonces, tan desesperado por escapar... Un horrible pinchazo me atraviesa el pecho cuando pienso en la cicatriz que le va a queda en el antebrazo. Como si no fuese ya suficiente todo el daño que le hice daños atrás.

Mi reflejo sonriente y salpicado de sangre me mira de vuelta y la cuchilla se me cae de las manos por el susto. Es como una bestia insaciable se me hubiese asomado desde la cuchilla hasta mi dimensión, sus ojos tan muertos, sus labios curvados con crueldad... bajo unos escalones, tanteando la madera para volver a encontrar el frío filo.

Y cuando lo hago esta vez no lo miro, solo echo la cabeza atrás y presiono la hoja en mi muñeca.

Es tal y como imaginaba que sería drogarse: un jodido hormigueo maravilloso en mis venas, inundando los podridos recuerdos, las malas sensaciones. Solo que tengo tanta mierda dentro que no me vale con meterme algo que la oculte. Al igual que la carne podrida, el olor a descomposición no se tapa con nada, así que hay que... sacar la basura. Y eso hago yo, quitarme toda esta mierda de dentro, dejar que escurra por mis muñecas, que se deslice, escaleras abajo, hacia esta prisión subterránea donde pertenece.

El ardor del corte se llena de sangre y lo único que se escucha en la noche es el goteo y mi respiración. Alejo la cuchilla y busco otro lugar. Corto de nuevo, el dolor de la incisión me lame la piel entera y se me erizan los vellos del cuerpo; lenguas de sangre recorriéndome la muñeca, babeando en el suelo y hundiéndose con los pequeños chorros de la anterior herida. Mi sangre fresca tapa la de Ángel.

Otro corte y, Dios, el dolor es tan fantástico. Cuando a cuchilla conecta con mi piel es como si estuviese cortando un tubito que alimenta a mi cerebro con terribles, culpables recuerdos. Es como arrancar el cable de una televisión que reproduce una película de miedo y quedarte solo con la tranquilidad de una pantalla en negro. En rojo.

Me gustaría seguir mucho más. Hundir profundo la cuchilla, romper toda conexión con mi pasado, cortar mi carne, mi músculo y mis huesos hasta deshacerme de este traje de carne donde quedan grabados todos mis pecados. Los siento profundo en mi piel, como una picazón que no puedo terminar de aliviar nunca, quiero rebanar trozos de mí, hacerme pedacitos, meterme en una bolsa de basura y ser enterrado en un jardín mágico.

Joder, me gustaría quedarme aquí tirado, deslizándome en la tranquila noche mientras vacío mis muñecas. Quiero morir, como si fuese un dulce sueño que me sobreviene y me quita todas las penas. Quiero morir.

Pero no merezco esa paz.

Si no me mato es por ti, Ángel. Te he quitado tanto, tantísimo... no voy a quitarte lo único que te queda ahora, por lo que tanto has luchado. No voy a quitarme de tu camino.


Fin del cap ¿Qué os ha parecido?

¿Esperábais que Ty llegase a este punto? 

¿Os ha pena o pensáis que lo merece?

¿Qué creéis que hará Ángel cuando lo encuentre?

Gracias por leer :D


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