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—¿No te quedas conmigo? —pregunto haciendo un puchero.
Tyler me revuelve el pelo como siempre lo hace y niega. Abro los ojos con sorpresa, él siempre habla del ''maldito poder irresistible'' de mis pucheros y caras de cachorrito ¿A dónde ha ido mi poder ahora? Lo miro con el ceño fruncido mientras se deja caer en el sofá.
—Me apetece jugar videojuegos, si vienes conmigo a jugarlos estaremos juntos. —dice, ondeando el mando de la consola con la mano.
Siempre pensé que era tonto que las consolas viniesen con dos manos si eran para uno. De hecho, me hacía sentir demasiado mal ver el controlador vacío cada vez que me jugaba, tanto que lo tuve que arrojar al fondo de mi armario porque por su culpa los videojuegos ya no me parecían tan divertidos.
Pero al ver a Tyler jugar con el tonto mando ya no me parece tan tonto, incluso me alegro de no haberlo tirado. La pantalla del televisor se enciende y él palmea el sofá a su lado.
—Pero... tengo que estudiar —me quejo, botando un poco sobre mi silla porque realmente quiero saltar de ella al suelo e irme a jugar videojuegos con él.
—Entonces estudia, bobo, no pasa nada —levanta su mano, mostrándomelo, y añade: —yo jugaré solo mientras te espero.
Sus ojos vuelven a la pantalla y los míos deberían volver a la hoja, pero cuando lo hacen las letritas y números parecen tan poco interesantes, tan poco importantes... Hace poco suspender un examen me hizo llorar a mares y ahora, cuando pienso en suspender otro, por alguna razón no me parece tan angustioso. No si puedo obtener una tarde de videojuegos con Tyler.
Además, no es como si fuese a suspender por no estudiar un solo día.
—Puedo estudiar mañana —le aseguro, dejando el lápiz a un lado. Mis dedos juegan entre ellos en mi regazo, tirando de pielecitas —, el examen es pasado.
Lo miro de reojo, todavía jugando con mis dedos. Mi tripa se siente extraña cuando pienso que voy a dejar mis deberes a medio hacer, quizá Tyler me dé un regaño. No debería haber dicho nad-
Un suave sonido llama mi atención, así que alzo mi cabeza como un conejito para ver como mi niñero está palmeando el sofá de nuevo. Salto corriendo de la silla al suelo y me lanzo con él, empujándolo un poco sin querer y acurrucándome a su lado. Se siente ver estar cerca de él dándonos codazos y empujones mientras jugamos.
Tyler me tiende el otro mando y veo cómo selecciona un juego de peleas y la pantalla se pone color negro y luego rojo. Las letras que forman el título del juego aparecen como si fuesen salpicones de sangre y yo saco la lengua porque la sangre me da asco.
Tyler chasquea la lengua y ríe.
—Niñito escrupuloso —me dice y a mí me da demasiada vergüenza preguntarle qué significa esa palabra tan larga, así que solo me pongo rojo y frunzo el ceño.
Nos quedamos un rato jugando, viendo como los monigotes de la pantalla se golpean entre ellos y como el mío pisotea al de mi niñero. No entiendo como alguien capaz de hacer frente a mis aterradores deberes de matemáticas siempre pierde jugando contra mí. Especialmente porque mi técnica secreta es apretar todos los botones a la vez.
—¡Oh vamos! —se queja, inclinándose un poco más hacia la pantalla y con su cara suave llena de pequeñas arruguitas de viejo con cuando frunce su ceño. —No me puede ganar siempre un crío de doce ¡No lo permitiré!
Mis mejillas se sienten cálidas y mi estómago extraño, como si hubiese un burbujeo ahí, cuando las letras K.O aparecen en la pantalla y yo empiezo a reír. Tyler me mira con los dientes muy apretados y suelta el mando, abalanzándose hacia mí.
—¡Uaa! —grito, intentando esquivarlo, pero quedando atrapado por su brazo derecho mientras me despeina con la mano izquierda, frotando sus nudillos en mi cabeza.
—¡Te vas a enterar! —dice, aparta los mandos del sofá, todavía reteniéndome y haciendo de mi cabello lo que parecería un nido de pájaros de mal gusto, y cuando menos me lo espero sus manos me sueltan.
Me volteo, sorprendido por la calma, y entonces sucede: un ataque de cosquillas sorpresa.
Los dedos de Tyler me pinchan entre las costillas, rápidos y crueles. Como si tocase extraños botones en mí, cada vez que sus dedos me alcanzan una risa incontenible brota de mi garganta y hace doler mi tripa. Trato de reptar por el sofá como un gusanillo, aunque mi huida no tiene éxito: Tyler tira de mi tobillo, impidiendo que me deslice hasta mi fuerte de cojines, y cuando me arrastra de nuevo hacia él levanta mi camiseta.
—¡NOOOO! —grito entre carcajadas.
Su pelo blandito le cubre la cara y noto sus labios en mi estómago. Tomo aire durante el pequeño segundo sin cosquillas y luego él sopla, haciendo que una pedorreta gigantesca retumbe por todo mi estómago y me haga sentir cosquillas hasta en las cejas. Yo río, ya sin fuerzas, lágrimas saltándoseme de la diversión y las mejillas doloridas de tanto sonreír.
Tyler se separa de mí, volviendo a ponerme la camiseta en su lugar, y se seca él también la comisura de los ojos, riendo suavemente. Tiene la cara de color rosa y el pelo alborotado, como algo tierno y bonito. Quiero achucharlo como a un peluche.
—Eres malo ¡Y todo porque has perdido a un videojuego! —le replico, poniéndome de pie en el sofá y señalándolo con el índice desde arriba.
Él me agarra del tobillo y me hace caer, poniendo un cojín bajo mi culo para que aterrice cómodo. Voto un par de veces sobre él, sacándole la lengua cuando veo que la pantalla el K.O no ha desaparecido.
—Haces trampas, eso es todo —me contesta torciendo la boca y cruzándose de brazos.
Yo frunzo el ceño muy muy fuerte, para demostrar que estoy enfadado porque no es cierto ¡No las hago! Ni siquiera es como si supiese cómo.
—Mentira. —le digo, mirándolo muy retadoramente.
Él alza una ceja y entrecierra los ojos, devolviéndome la mirada. Un escalofrío me recorre, sus ojos oscuros, un poco brillantes, a veces parecen realmente malos. Como de demonio.
Bajo mi mirada después de unos segundos porque me siento nervioso y quiero cerrar fuerte los ojos. Él sigue mirándome y es incómodo porque noto sus ojos de demonio presionándome como si fuesen dedos sobre mis párpados.
—Solo eres malo con los videojuegos —añado, intentando explicarme, aunque de pronto mi voz suena muy débil. —, en verano podrías practicar, así a lo mejor me ganas algún día.
—En verano, hm... —la voz de Tyler suena extraña, como pequeñita y lejana. Ahora está mirando a la pantalla, aunque me da la sensación de que no ve nada: ni el K.O, ni las manchas de sangre ni a mí sentándome un poco más cerca. —no tengo consolas ni videojuegos en mi casa, no podría practicar. Los veranos son aburridos.
Noto una sensación fea en mi estómago. Como un nudo muy grande y muy apretado del que alguien está tirando.
—Yo tampoco quiero que sea verano, en verano papá y mamá tienen unas semanas de vacaciones y si ellos están aquí... tú no lo estarás. —paro de hablar para sorber mi nariz porque la mera idea de una tarde sin mi niñero me da tantas ganas de llorar que siento que no puedo aguantarme —Además, si ellos quieren ir de vacaciones a la casa de verano no te podré ver en semanas ¡Está en lejos! Es tan aburrido y solitario allí. Ellos dicen que no me queje porque es un sitio bonito, pero se siente feo cuando voy... —murmuro, la sensación mala de mi tripa creciendo más y más. Quiero que Tyler vuelva a poner cosquillas y mariposas en mi barriga. —ojalá poder llevarte a la casa de verano de papá y mamá contigo y quedarnos ahí por siempre.
—¿Me echarás de menos?
Cuando pregunta eso no sé por qué, pero no puedo evitar que se me salten las lágrimas. Me duele tanto, tantísimo.
—¡Claro! —me llevo las manos a la boca cuando me doy cuenta de que le he gritado, pero él no parece enfadado. Solo me mira con ojos tristes y una sonrisa pequeñita. Me revuelve el pelo unos segundos y luego vuelve a mirar la pantalla como si no viese nada de nada. Es una mirada triste, quiero que me mire feliz, con brillo en los ojos, así que tiro de su manga y digo —P-podríamos hablar por el móvil mientras estoy fuera en verano... incluso podríamos quedar y vernos unos días antes de que me vaya, para despedirnos...
Él me sonríe cuando le digo eso, pero por alguna razón su sonrisa no hace que el nudo dentro de mí se vaya, sino que se apriete más y más.
—Cariño... —dice suave, como si fuese a cantar algo lento y triste —mi madre no me deja apenas salir de casa y no tengo teléfono. Solo salgo algunas veces, a comprar, y aprovecho para dar paseos muy cortos
—Podría... —trago saliva, empujando mis ganas de llorar abajo en mi garganta —¿Podría ir contigo en esos paseos? Los días antes de que nos vayamos a la casa de verano, así al menos te veré una vez en las vacaciones.
—Mi madre se enfadaría si salgo con alguien y si tú le dices a tus padres que pasearás conmigo ellos podrían decírselo a mi madre, son amigas. —cuando dice eso, siento que tengo el cuerpo lleno de piedras. Lo miro lloroso mientras él me sigue sonriendo de esa forma tan triste, y entonces me acaricia la cabeza y dice. —Puedes venir, si me echas mucho de menos, pero tendrías que mentirles a tus padres.
Sus palabras me caen encima como la carga más pesada del mundo ¿Mentirle a mis padres?
—Yo nunca les he mentido... —digo bajito, como si le confiase un secreto.
Estoy mirando mis dedos y jugando con las pieles que hay a los lados de las uñas hasta que Tyler me desenreda las manos agarrándomelas con una de las suyas y apretando un poco para que pare.
—Lo sé, dulzura, eres un niño tan bueno. —es un halago y yo amo los halagos, pero este no me sienta bien. Solo hace que me sienta estúpido y frustrado. Si soy bueno ¿Por qué no voy a poder verlo en verano? Quiero tanto, tantísimo, verlo... —Además —añade, sonando mucho más animado ahora. —, no pasa nada, seguro que puedes aguantar unos meses sin verme. —lo miro haciendo un puchero ¡No es cierto! ¿Cómo puede decir eso? ¿Cómo puede sonreír diciendo esas feas mentiras? —De todos modos, solo soy un niñero al que apenas conoces
—¡No es verdad! —grito, saltando a su pecho para golpearle y que deje de decir cosas que me hacen sentir horrible. Odio golpear a la gente ¡Pero sus palabras se sienten como puños, así que es justo que yo haga lo mismo! —No es verdad, no es verdad... —rompo a llorar, perdiendo la fuerza para seguir pegándole y sintiendo que me deshago sobre su pecho. Tyler me sostiene cerca y me acaricia la espalda haciendo pequeños círculos que me ayudan a calmarme y hablar: —Eres mi amigo, mi mejor amigo, te quiero mucho, haría lo que fuese por ti, lo sabes, no quiero separarme nunca de ti, tú me haces sentir bien.
—¿Lo que fuese? —pregunta inclinando la cabeza. Una sonrisa burlona se pinta en sus labios y yo sé perfectamente en lo que está pensando.
Empiezo a sentirme mal, pero aun así lo digo:
—Yo... mentiré a mis padres, pero solo será una vez ¿Si?
Y de repente, la sensación horrible en mí desaparece. Tyler sonríe y es tan brillante que despeja cualquier tipo de malestar. Siento que he hecho lo correcto. Mentir está mal pero... pero es por él.
—Esto está genial, estoy tan orgulloso de ti. —me dice, estrechándome fuerte. Me siento como un peluche. —Eres tan bueno, ven ¿Quieres que prepare la sopa que tanto te gusta para cenar hoy? De hecho, ¿Qué te parece si te enseño a hacerla?
—¡Si! —chillo con alegría. —Aunque lo que más me gusta es que la preparas tú.
Tyler me sonríe de nuevo. Tan bonito. Tan amable. Mi sol.
—Adorable
Fin del cap ¿Qué os ha parecido?
¿Os da ternura Ángel chiquito?
¿Qué opináis de la relación que tienen ambos y de las intenciones de Tyler?
¿Creéis que ha sido buena idea que Ángel acceda a mentir a sus padres?
¿Qué habríais hecho vosotros?
Muchas gracias por leer <3 Siento la espera por este capítulo, actualizaré pronto el siguiente, que ya está medio preparado hehehe
Y os recuerdo a todos y todas que si os gustan las historias yaoi de vampiros bien tóxicos (sí, más que Ángel) hoy empezaré a subir Oscura Perdición (la segunda versión hehe). Tiene más de 800 páginas así que habrá muuuuuucho contenido ;)
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