Adam, el frío y solitario vampiro que más que rudo es cascarrabias y que más que impulsivo es violento, debe ir a Brokeback, un pueblo alejado de la mano de dios y lleno de licántropos a buscar a su maestro Mink, quien aún ser alguien a quien le atrae el lujo fue a ese sucio lugar buscando a su amada y acabó entre las garras de esos chuchos.
Gracias a la impertinencia de su hermano Nicolau, Adam conoce a un chico asustadizo pero desafiante que le puede ser de ayuda. Rescatar a su maestro Mink es su prioridad y anda escaso de pistas para saber su paradero exacto, así que Dean, el muchachito al que conoce, es su mejor ayuda en esos momentos y recurre a él para todo.
Y por si la desaparición de su maestro, con la que se juega la vida, no fuese poco, a Adam le surge un problema más grande, uno que hace latir su corazón a cien cada vez que lo ve y que le hace desear cosas incorrectas. Y su problema se llama Dean.
Y a Dean le surge el mismo problema, aunque el suyo se llama Adam y es un arisco e impertinente vampiro que, no sabe porque, le hace sentir mariposas en el estómago.
Pero a veces lo más difícil de ver es lo que tenemos ante nuestras propias narices, sobretodo si no nos atrevemos a abrir los ojos.
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